El exhibicionista.
Quizá tiene unos 35, 37 o 40 años. La piel desnuda bajo la ropa a veces también viste al alma. Es moreno claro… dice alguien que alguna vez conocí –de hecho miento: no sé si aún lo diga– que no existe el color de piel “moreno claro”, o se es moreno o se es rubio. Está bien, diremos que es rubio, cabello castaño, corto, pelo en pecho y vellos en las nalgas, estas últimas, caídas, pequeñas, pegadas al hueso, redondas y carnosas –pero caídas y peludas, al menos un poco–. Las piernas están como salpicadas de un vello castaño, la piel es tirando al color de la cera de una vela de sebo, pero está sonrojada. Quizá la veo sonrojada porque lo veo después de bañarse con agua… caliente, imagino.
Hace algunos días yo estaba en la ducha y él frente a mi, completamente desnudo, al menos de la ropa. Siempre lo he visto desnudo, por eso lo llamo el exhibicionista, desde que entra al vestidor, ya viene con alguna prenda menos, eso lo supongo porque, como digo, siempre lo he visto desnudo. Al terminar de ducharse frente a mi, tomó la toalla y empezó a secarse (la toalla no se considera artículo de vestir, sino de uso personal), cuando se sintió seco, se puso la toalla en la espalda a modo de capa y salió al área de vestidores con el pene y las nalgas peludas al aire. Yo me hubiese amarrado la toalla a la cintura, pero quizá para él es más importante cubrirse la espalda que por cierto, está llena de lunares.
Antes de salir de los vestidores hace la calistenia. Desnudo, por supuesto; se estira, abre las piernas, mueve los brazos, se retuerce… el cuello, uno, dos, tres. Uno, dos, tres. Sube luego las escaleras y va a… ¿vestirse? aún lo ignoro, ahora lleva la toalla verde al hombro y todo lo demás al aire. A veces eso resulta un poco patético, digo… podría cubrirse un poco, no tiene necesidad de andarnos enseñando a todos sus cosas, ¿o si?
Nunca me he fijado en sus partes. Con partes me refiero a pene y testículos como se les quiera llamar en cualquier idioma o léxico: pajarito y huevecillos en su nido, pito y bolas, verga y güevos, (si, con G y diéresis), etc. En realidad no estoy interesado. Su afán patético me hace perder el interés, también las nalgas peludas, ahora que lo pienso, son como enfermas o convalecientes, así parecen, como las de un enfermo… alguien debería pensar en la posibilidad de darlas de alta.
Las piernas sí son delgadas, como palitos de pan, aunque no tanto. El torso está torneado, incluso se le marcan los cuadritos del abdomen, se le empieza a caer el cabello… son todos los detalles que recuerdo. En ocasiones nos toca coincidir en el vestíbulo de los vestidores o en las duchas, siempre lo veo igual, ahí a veces es mejor no mirar a los ojos, de hecho, no mirar hacia ningún otro lado. Mi política personal es: a lo que voy, aunque después, sin querer, tenga suficiente material para escribir acerca de aquello que ni me interesa. El espécimen 0001 se ve solitario. Quizá es mi percepción, ignoro si tendrá esposa o hijos, de cualquier modo, se trae cargando la soledad bajo la piel, la esconde, pero luego sale por algún lado, quizá entre los cabellos que suelta al bañarse o entre los ademanes que hace al caminar. Un día lo observé a través del espejo, vi los ojos que me miraron de reojo al pasar. Quizá eso me hizo pensar en la soledad.
Se ve (no se como, pero así parece) que es un hombre de dinero, no es (obviamente) por la forma de vestir, puesto que nunca lo he visto vestido, no es –como dije– por la marca de la ropa, pero algo me lleva a pensar que ese hombre tiene mucho dinero y una vida muy aburrida. Siempre está ahí, siempre mostrando lo que nadie quiere ver… quizá los que quieren ver están afuera; también cabe la posibilidad de que ahí estén los que vean, pero lo hagan disimuladamente. Quizá percibe gozo en mostrarse, quizá solo es muy liberal. No lo sé, no lo sabré.
Conclusiones:
· La desnudez supone una indefensión y una defensa: no es tan sencillo acercarse a un hombre desnudo. Indefensión en quien se desnuda, barrera para el que se acerca.
· La clase no se lleva en la ropa.
· La desnudez es muda, y sin embargo habla, es callada y expresiva, sobria, expectante, silenciosa, y sin embargo profundamente elocuente.
· Una mirada encierra un mundo, la vista baja, un universo.
· Hay cosas que jamás conoceré aunque estén visibles en un corazón desnudo.
Je je je je je!
ReplyDeleteQue chido eskribe, señorita pakita; no deje de hacerlo.